Muñecas
Vestidas de blanco y negro, con cabellos recogidos en una larga trenza, las muñecas bailan juntas. Su piel de porcelana brilla mientras cada una de ellas repite los mismos movimientos. No hay variación, tan solo una única coreografía que seguirán hasta el fin de los tiempos. Una no quiere, una es diferente. Destrenza su cabello y lo deja libre. Los colores del vestido cambian a una tonalidad más alegre, de un verde claro. Su baile es distinto, más natural, más íntimo. Desentona. Todas se detienen viendo por primera vez a esa extraña, pero solo una de ellas es la que habla.
—Estás rota -declara con una sonrisa de porcelana cruel.
Y si una lo dice, el resto lo repite. Risas de porcelana, lágrimas de angustia. Las muñecas bailan olvidando la mota de color abatida en el suelo.
Escrito por: Lorena Pato.